Hace unas semanas en mis excursiones por la zona, donde ahora vivo, descubrí un museo que sorprendentemente lleva fundado desde 1958. La sorpresa no es el año de inauguración, mas bien es el modo y el edificio, ya que la mayoría de estas construcciones se han abandonado a su suerte.
El Museo Molino Papelero de Capellades.
El Museo fue fundado en 1958 por un grupo de industriales papeleros que realizaron, y aquí viene el modo, una labor muy poco común esos años y que ahora se llama arqueología industrial. Donando numerosa maquinaria y objetos, así como una cuantiosa aportación económica por parte de papeleros de toda Cataluña se logró inaugurar el Museo en 1961.
Desde 1982 es constituido en fundación como museo y al mismo tiempo como molino papelero donde se une y se complementa la difusión del patrimonio histórico e industrial papelero. En 1986 se realiza una reforma de la planta baja para albergar la historia del papel, desde sus orígenes hasta su fabricación actual.
Desde 1993 el Museo se realizan distintas actuaciones que lo dotaran de los espacios e imagen actual, con varias salas de exposición permanentes sobre la historia del papel, salas de exposiciones temporales o el salón de actos.
En Capellades había ocho molinos papeleros en 1776 y trece en 1775, aumentando en 17 fábricas de papel en 1866. Podemos decir que la comarca era un centro de producción papelero, habiendo fábricas en poblaciones como Vallbona, Cabrera, Orpí o la Pobla de Claramunt entre otros.
El Museo está situado en un antiguo molino del siglo XVIII, llamado «Molí de la Vila» , al lado de la «Bassa», de esta fuente natural se abastecían los dieciseis molinos conocidos como » Molins de la Costa» convirtiendo a Capellades como centro industrial papelero entre los siglos XVIII y XIX.
Arquitectura del Molino papelero.
El aspecto externo del Molino sigue las pautas que las construcciones destinadas a este fin. Es muy característico las numerosas ventanas, de pequeño tamaño, presentes en las dos o tres plantas superiores llamadas mirador o «estenedor» donde se secaba el papel gracias a la circulación del aire.
A parte de estas características y de su menor tamaño, la arquitectura de los molinos papeleros no se diferenciaba mucho de las grandes masias de la zona. muchas dependencias complementarias tenían la misma finalidad, ya que en los molinos también se cultivaba la tierra. También hay que tener en cuenta que muchos de estos molinos tienen un antepasado harinero y que se adaptaron a las necesidades del momento. Algunos aún conservaron sus muelas de moler grano.
Estas construcciones son de planta cuadrada o ligeramente rectangular. Algunos llevan adosados edificios complementarios, en el caso del de Capellades no existe. El material de construcción es la tapia. La parte baja de la pared, hasta la altura de la parte superior de la puerta principal, es de piedra natural. También son de este material las vueltas de cañon del sótano, lugar de producción papelero, al igual que las dovelas que forman el arco del portal, generalmente con el escudo del fabricante en medio. Este escudo, generalmente era la filigrana que representaba la marca del papel.
Distribución del Molino papelero.
La distribución general de un molino papelero es la siguiente:
- Sotano.
Dedicado a la fabricación del papel. cabe destacar las pilas, depósito de piedra donde las mazas, accionadas por la fuerza hidraulica,deshacen el trapo para convertirlo en pasta apta para la fabricación de papel. Esta pasta pasa a una tina donde los operarios especializados la convierten en papel.
En una planta más superior se encontraba normalmente el contador donde se escogía y se contaba el papel, haciendo los paquetes para la venta.
- Plantas centrales.
Dedicadas principalmente a vivienda, a veces también dependencias, comedor o habitaciones, para trabajadores que vivían en el mismo molino. La distribución de la vivienda, en general, era muy parecida a la de una masía. En el siglo XIX algunos propietarios se construyen una nueva residencia, al lado del antiguo molino, rodeada de jardines con influencia americana y que se reconocen hoy en día por las palmeras, cañas de bambú o magnolias.
- Plantas superiores.
Se destinaban a colgar el papel en cuerdas para que el viento lo secase después de su fabricación y, por segunda vez, después de su encolado.
En cuanto al Museo de Capellades en la planta baja está situada la recepción, tienda y sala de exposición permanente sobre la historia del papel que abarca desde sus antecedentes y su nacimiento hasta su llegada a España, la industria papelera en Cataluña y la tipología de los molinos papeleros. También en la misma planta se encuentra una sección dedicada a la fabricación actual del papel.
En el subterráneo mediante la construcción de un molino papelero del siglo XVIII, con la maquinaria original se reproduce la fabricación del papel hecho a mano.
Por último en la tercera planta se ha rehabilitado el antiguo mirador donde el visitante puede contemplar como eran tendidos los pliegos de papel.
Agradecer a Olga y Meritxell por las explicaciones y el trato que nos dieron el día que visitamos el Museo. Se echa en falta gente así en muchos de nuestros museos, hacen más cercana nuestra historia.
Bibliografía.
El Museu Molí Paperer de Capellades. Victoria Rabal
Els molins paperers de la comarca d´Anoia, introducció al seu estudi. Lourdes Munné i Sellarès
Web del molino http://www.mmp-capellades.net/spa/
Fotos realizadas por Jose Luis Núñez Lázaro
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