Hoy os propongo una visita a los tres mercados más representativos de Valencia y que cada uno a su manera es el referente del barrio donde se encuentra.
Mercado de Colón
El Mercado de Colón, símbolo emblemático del barrio del Ensanche y situado en una de las arterias vitales de la ciudad. Ocupa una manzana completa rodeada por calles con tanta solera como Conde Salvatierra, Cirilo Amorós y la calle Jorge Juan.
En el lugar donde antiguamente hubo puestos de verduras, pescaderias, carnicerías y ultramarinos hoy encontramos cafeterías, restaurantes y un espacio para diversos actos, la última vez que estuve por allí hace unas semanas estaban presentando la Final de la Copa del Rey de fútbol.
Fue concebido y realizado por Francisco Mora entre los años 1914 y 1916.
El mercado está delimitado por una verja perimetral de fundición sobre un muro de cantería. El edifico tiene planta basilical de tres naves, una central de 18,60 m. de altura y las dos laterales de 9,70 m. con voladizos de 6 m. a cada lado.
La estructura está formada por cerchas y arcos de celosía metálica sobre pilares de fundición con capitel y base ornamentada.
Consta de dos fachadas principales siendo la que recae a la calle Jorge Juan la que más refleja los gustos y las tendencias de la época mediante el revestimiento con fragmentos cerámicos presentándonos un programa iconográfico y simbólico de aquellos años. La fachada de Conde Salvatierra aparece desornamentada a excepción de algunos detalles. Las dos fachadas están ejecutadas con fábrica de ladrillo combinando en la base y esquinas piedra natural.
Fachada Conde Salvatierra
Fachada Jorge Juan
Detalle Fachada Jorge Juan
El mercado permaneció cerrado durante años y tras una excelente restauración entre los años 2000-2002 por parte de Francisco Taberner le devolvió vida al barrio. El edificio ostenta el premio Europa Nostra al mantenimiento de la herencia histórica.
El siguiente mercado que os recomiendo no tiene el valor arquitectónico que tiene el de Colón pero vale la pena visitarlo por su actividad, su vida y por estar en un barrio lleno de creatividad.
Mercado de Russafa. Foto de Jesús Signes
El Mercado de Russafa. Situado frente a la iglesia barroca de San Valero y en el lugar donde antiguamente se levantaba otro mercado. En un solar rectangular de 4780 metros cuadrados se construyó en 1957 el actual Mercat.
Mercado anterior al actual. Imagen Las Provincias
Iglesia de San Valero
La estructura del edificio es de hormigón armado en la cubierta y vigas de hormigón pretensado, siendo su altura de unos 16 m.
Vidriera con el nombre del barrio
Cuando entras en el mercado podemos distinguir dos partes diferenciadas, como es habitual en todo edificio de este uso. La zona de menor dimensión es la dedicada a la pescadería, encontrando toda clase de pescados,crustáceos o productos del mar cuya olor te recibe nada más cruzar el umbral de la puerta. La otra parte es la dedicada al mercado propiamente dicho con puestos de verduras de las huertas cercanas, carnicerías y de ultramarinos. El mercado consta de una tercera parte que deja de tener una función de venta y es la zona de administración, esta zona tiene forma de torreón adosado.
Otra de las características del mercado de Russafa son los elementos en celosía que sirven de protección contra la lluvia y el viento sin tener la necesidad de estar cerrado. Dichos elementos, que en su origen eran del color del hormigón, hoy en día están pintados con colores y cada fachada tiene un color asignado, verde, amarillo y azul con su variación correspondiente dando un aspecto más alegre y vivo al edificio.
aspecto de la celosía por el interior
Por último y no por ello el menos importante ni el menos interesante es un mercado que nadie se tiene que perder cuando visita la ciudad de Valencia. Además de estar enclavado en un lugar privilegiado y junto a una de las joyas valencianas como es la Lonja.
Mercado Central. Imagen de OjoDigital
El Mercado Central. En el lugar donde se asienta actualmente la joya modernista había originariamente un mercado permanente formado por puestos que se montaban por la mañana y se desmontaban al anochecer. Las necesidades de la burguesía de principios de siglo XX y el aumento de la población de la ciudad de Valencia provocó la necesidad de la construcción de un nuevo mercado.
Mercado de las flores anterior al actual Mercado Central
Imagen del Mercado el día de su inauguración en 1928
En 1914 se empieza a construir el actual edificio bajo las ordenes de los arquitectos Francesc Guàrdia i Vial y Alexandre Soler i March. Es un edificio modernista que posee una superficie total de 8.160 metros cuadrados divididos en dos zonas o polígonos, el primero de ellos es irregular destinado principalmente a productos de la huerta y salazones y el otro, octogonal, destinado a la pescadería.
Iglesia Santos Juanes junto al Mercat
En cuanto a la cubierta encontramos una gran cúpula de unos 30 m. de altura de hierro, vidrio y decorada con cerámica y otra de menor tamaño correspondiente a la zona de la pescadería. Las dos cúpulas están coronadas por dos veletas, la menor por un pez espada y la central por una cotorra siendo ésta el símbolo del Mercado.
Cúpula central
Cotorra del Mercat
Detalle de la cúpula central
Cúpula de la zona de la pescadería
Pasillo Central
Vidriera con el escudo de la ciudad de Valencia
Detalle del muro interior con decoración en azulejo valenciano
Los muros perimetrales están provistos de zócalos cerámicos policromos en su base y de mallorquinas metálicas en su extremo superior. Dichos zócalos cerámicos provienen de la antigua fábrica de la Ceramo, hoy en un estado de abandono preocupante, del barrio cercano de Benicalap dando un contrapunto a la arquitectura industrial del hierro.
Detalle del muro exterior donde se combinan piedra natural, azulejos y las mallorquinas
Detalle del azulejo exterior
Mallorquina imitando la senyera
Detalle de ornamentación exterior de piedra
Desde aquí os invito no sólo a disfrutar de estos tres mercados tan representativos de la ciudad de Valencia si no de todos los que tenemos en nuestras ciudades y pueblos porque forman parte de nuestra cultura y esencia. Nos gusta el trato personalizado que se da en ellos y eso nunca lo deberíamos de perder como pueblo.
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Con un garabato 